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OPINIÓN: LA LIBERTAD CAUTIVA

por Luis Meza


Imagen: Cadena Agramonte


Con el primer número de "El paraguayo independiente", el 26 de abril de 1845, el país abría las puertas al periodismo. Si bien este periódico buscaba la reivindicación de nuestra independencia, dicho acontecimiento inspiró a varios hombres a ejercer la labor periodística. A 174 años de aquel momento, se hace necesario analizar si hoy gozamos de la libertad de prensa.

La respuesta a este análisis es, lastimosamente, NO. ¿Y por qué? Comparando, en 1845 el Estado, a través de la Imprenta Nacional, controlaba el contenido de los periódicos antes de su distribución, por lo cual la libre expresión no se ejercía. Años más tarde, la Constitución del 70 introduce el concepto de "libertad en el ejercicio del periodismo", que solo quedó en los papeles, ya que con la aparición de la prensa "satírica" comenzó una persecución hacia los dueños de los periódicos, lo que llevó a encarcelamientos, asesinatos o hasta el exilio forzado.

Desde el 1900 no se observaron cambios significativos. Es a partir del régimen de Alfredo Stroessner que inicia un duro proceso de censura hacia quienes se oponían a sus políticas. En 1984 es clausurado el diario "ABC Color", que exponía diversos casos de corrupción que involucraban al mandatario y a su círculo más íntimo. La persecución había llegado a un punto límite.

Tras la vuelta a la democracia, en 1989, todo parecía indicar que por fin se lograría la tan ansiada libertad; no fue así. Dos años más tarde, específicamente el 26 de abril de 1991, fue asesinado Santiago Leguizamón, periodista que dio a conocer casos de corrupción y narcotráfico en la frontera Paraguay-Brasil. Desde aquel día hasta la actualidad, unos 17 periodistas han sido silenciados por exponer situaciones que comprometerían al correcto funcionamiento del país. Desgraciadamente, la mayor parte de las muertes quedó impune.

Actualmente, tres grandes grupos empresariales dominan el rubro periodístico, pero quienes forman parte de ellos deben responder a intereses particulares, dejando de lado la objetividad y la búsqueda de la verdad; lo que demuestra, otra vez, que nos encontramos muy lejos de la libertad de prensa.

Si bien contamos con el Sindicato de Periodistas del Paraguay (SPP), son necesarias políticas de protección a quienes ejerzan el periodismo y garantías del libre ejercicio de la profesión, sin importar la jerarquía de aquellos que sean descubiertos con pruebas válidas en actos que perjudiquen al desarrollo del Estado y sus componentes. Solo así se llegará a una real libertad de prensa.

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