TRANSPORTE: ENTRE LOS SUBSIDIOS Y LA DESIDIA

Desde hace varios años, la ciudadanía vive un constante calvario gracias al pésimo servicio que ofrecen las empresas de transporte público. Todos los días es posible ver cómo buses quedan a mitad de camino por la falta de mantenimiento a las unidades. Aún con esa pésima prestación de servicios, los empresarios del sector tienen el descaro de exigir subsidios y hasta se dan el lujo de amenazar con llevar adelante paros con el fin de recibir más dinero.

Desde el Viceministerio de Transporte (VMT), señalan que durante el año 2020 se destinaron casi 60.000 millones de guaraníes a modo de subsidio. Esto, de igual manera no impidió la suba del precio del boleto, ya que se dieron subas en los servicios convencional y diferencial. Pero las grandes sumas desembolsadas no quedaron ahí. Solamente de enero a marzo de 2021, el Estado otorgó más de 23.000 millones de guaraníes a las empresas de transporte.

A pesar de ello, desde el gremio de transportistas señalan que estos desembolsos no son suficientes, ya que los gastos van en aumento debido a la suba del costo del combustible –vendido a precio diferencial por el Gobierno- y por “costos financieros” debido a la adquisición de nuevos buses. Esta última parte es difícil de creer, porque desde hace varios meses los viajeros resienten el servicio por las grandes –e ilegales- reguladas.

Si bien la crisis económica provocada por la pandemia del Covid-19 llevó al encarecimiento del precio de varios bienes y servicios, esta medida de los empresarios del transporte es totalmente descabellada, ya que exigen el pago de Gs. 3.439 por viaje en los buses convencionales, que en la mayoría de los casos se están cayendo a pedazos, y Gs. 5.087 en los diferenciales, que a un poco más de 5 años de su aparición en nuestras calles ya dejan mucho que desear debido al casi nulo cuidado que se les da en las empresas.

Otro de los factores que supuestamente inciden en el precio es el de la cantidad de pasajeros. Con la llegada del billetaje electrónico en 2019, se pretendía sincerar el número de viajeros –que se estimaba en aproximadamente un millón- pero durante 2020, con la fase de cuarentena y la no obligatoriedad de utilización de las tarjetas fue casi imposible el control.

Durante 2021, con la apertura de las actividades, pudo llevarse a cabo una mejor estimación de la cantidad de viajeros, pero las cifras estaban bastante alejadas de lo que estimaban los empresarios. Entre 400.000 y 600.000 pasajeros son los que suben a un bus diariamente, por lo que el sinceramiento de estos datos juega en contra al sector de transportistas, que debido a esto no reciben las grandes sumas a las que estaban acostumbrados.

De igual manera, estas no son razones válidas para someter a la población a tan vil calvario. Cuando al comienzo de la pandemia las resoluciones gubernamentales establecían que no podían permanecer más de 10 personas de pie en las unidades de transporte, los transportistas hacían caso omiso a estas reglas, haciendo que los pasajeros viajen hasta en las escaleras, como en días normales, y exponiéndolos a riesgos tanto sanitarios como de seguridad.

A pesar que desde el Viceministerio de Transporte establecieron un cronograma de frecuencias obligatorias con sanciones para las empresas que no las cumplan, en la realidad no se ven grandes cambios y, por el contrario, los usuarios esperan el mismo o más tiempo del habitual, por lo que la realidad lastimosamente sigue siendo la misma.

Desde el Gobierno deben establecer medidas más severas para estos empresarios que solo piensan en el dinero antes que en la seguridad y la comodidad de sus pasajeros, que día a día se ven expuestos a peligros mientras tratan de llegar a sus lugares de trabajo o estudio y se ven abandonados por los prestadores de un servicio deficiente que cada día parece pedir auxilio a través de tristes escenas como las que se describieron al principio de este artículo.

Solo de esta manera los subsidios tendrán sentido, y valdrá la pena pagar unos guaraníes más para llegar a destino.